martes, 15 de diciembre de 2009

La Niña Esquina

Títeres de carbón,


corretean a los segundos que se escapan

entre las aspas del sol;



Y en la curva de un nombre,

fracturada ella se detiene

con sus ojos pintados a cielo

y armada de grapas y carteles,

impregna sobre le macizo de mugre

los tumbos que su locura le impone.



Con tinta de sus ojos

confiesa la escritura de su herida;

camino de suplicio,

adivina su pasado,

ante el pavor

cunde a la deriva

su fe por la vida,

su sonrisa verdadera.



Son esquirlas de dolor que,

muerden sus pasos,

saquen su esperanza;

es dolor lo que denuncia

y no locura a la prisa

el dolor que la consume y la marea

un dolor implacable,

un dolor incurable.

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